Nuestros amigos de Cervezas Murmar en Valdemoro cumplen cinco años y lo hacen a lo grande, con una pinchada con varias cerveceras amigas. Habrá posibilidad de caña y pinta a precios populares con muy buen ambiente.
Los conocemos desde que abrieron haciendo bastantes pedidos durante el año y perteneciendo al club que de forma mensual preparan entre 5 y 6 cervezas por 20€. Aparte de comprar en la tienda tenéis la posibilidad de envíos a toda España. Muy recomendable pues son cuidadosos en el envío aparte del trato y rapidez de un día para otro.
Adjuntamos cartel del evento y de las cerveceras invitadas.
Panda Beer pinchará alguna de sus cervezas
De Península se podrá catar su colaboración Entre Amigos con Napaebier,la Smooth Hazy, Puro Tropical y su Festbier.
Crisada pinchará Livana, una hidromiel con miel de lavanda.
Dichosa pinchará su pepino Russian Imperial Stout.
Belecker su godello saison
De Cosa Nostra se podrá disfrutar de su 666 sour ale, de la N1 barley wine, de la barbaritat American IPA, y de flipante doble ipa
La virgen con kakapo Neipa, Jam sesion, Jamonera Ámber y Chocobollo stout
Castrum pinchará su boom Neipa
Todo eso ni más ni menos por lo que si estás en los alrededores o tienes el finde libre y quieres pasar un buen rato es recomendable acercarse.
Adjuntamos entrevista de un pionero de la cerveza en Valladolid, un placer sin duda y el sitio ideal para aprender
La cervecería de Valladolid que se niega a tirar cañas normales desde hace más de 30 años
En la taberna El Irlandés, Jesús Maestre guarda botellas únicas, como una de la primera edición de la ‘Kasteel’ belga de 1989, valorada en más de 1.000 euros, que ofrece gratis a sus parroquianos
Jesús Maestre, propietario de la cervecería El Irlandés, en Valladolid.EMILIO FRAILE
El Irlandés se llama el bar donde el químico Jesús Maestre cultiva y difunde la cultura de la cerveza para una clientela, a quien cataloga con el máximo respeto como “parroquianos” y que ha desarrollado paladar y gusto por esta bebida gracias a él. Este experto de prestigio internacional lleva a Valladolid, una ciudad históricamente más amiga del vino, marcas y estilos muchas veces inéditos en España. Maestre, de unos 60 años, que prefiere no precisar, ha convertido el local en su segunda casa, en uno de esos bares de autor considerados en peligro de extinción, según él, por el cambio de gustos de la clientela y los nuevos tiempos de la hostelería. “Un bar es el reflejo de su dueño y de su parroquia, como si el local lo absorbiera.
Suena música sinfónica y sobre las paredes verdes cuelga la más abigarrada colección de cachivaches cerveciles: chapas, placas, fotos de ilustres, cartografía cervecera, estantes con vasos dispares, carteles informativos, recortes antiguos de prensa o publicidad de Legumbres Luengo. El crisol de adornos se explica por el afán del propietario de adaptar el establecimiento a sus gustos personales y dejarse influenciar por sus fieles visitantes. Los grifos y los barriles que los surten, así como el contenido de las neveras repartidas por todo el garito, dependen, en cambio, del más puro criterio científico y cervecero de Jesús Maestre, siempre bajo una premisa: aquí no se dispensan “cañas normales”. Este químico de formación antes de especializarse en cerveza en Lovaina (Bélgica), también profesor de posgrados universitarios sobre elaboración de cervezas, guarda botellas únicas, como una de la primera edición de la Kasteel belga de 1989, valorada en más de 1.000 euros, pero ofrecida solo a sus parroquianos, gratis, para degustarla y departir sobre ella. Las propinas se destinan a adquirir variedades simpares y organizar catas para difundir la verdad sobre la cerveza, único producto disponible: ni refrescos, ni cañas al uso español, ni comida, “¡Ni vino en VALLADOLID
A los clientes curiosos y a sus habituales les enseña unas fichas autoelaboradas para despejar cualquier calificación cervecera más allá de esta: tres tradiciones —a la izquierda y derecha del río Rin por obra de Carlomagno y el modelo de la Commonwealth británica—, 15 familias y unas 150 variedades, cuya presencia va rotando por el lugar. Varios de sus veteranos devotos han catado todas las posibilidades en años de rastreo por el mercado y alianzas con los proveedores.
Jesús Maestre se niega a tirar cañas de cerveza en El Irlandés.EMILIO FRAILE
Un panel en una de las paredes ilustra sobre el producto ofrecido: dice la marca, el país de origen, la variedad y el precio. Cada consumición tiene un abanico de precios en función de la cantidad y todo depende de la particularidad de cada una, pues pasan de entre 2,5 euros a 4 por tamaño la caña, entre 3,5 y seis euros para las pintas y, en algunas que se pueden tomar en mayores dimensiones, 12 euros el litro, aunque todo depende de la variedad. Las botellas de las cámaras frigoríficas también oscilan y pueden ir desde los 3 euros hasta el doble. Una Orval ordinaria de 33 centilitros cuesta en torno a los 4 euros y sube a 6 al tratarse de una edición anterior. Aquellos paladares con menos experiencia cuentan con las siempre socorridas cervezas afrutadas, con intensos sabores a frambuesa o coco, antes de lanzarse a tonos más elaborados.
El ambiente de El Irlandés invita El ambiente de El Irlandés invita a disfrutar de las decenas y decenas de opciones disponibles. Jesús Maestre adapta la carta a cada momento, pues considera “ridículo” ofrecer en meses cálidos opciones como la Winter Ale, propia de tiempos invernales. Aquí se mima cada detalle para satisfacer al cliente: la fuerza de los grifos se regula conforme a la presión atmosférica, varias veces al día si la climatología lo requiere, y se mira al cielo con pesar cuando hace calor porque repercute en la calidad de la cerveza. Cada variedad se sirve de una forma y a una temperatura, en ciertas copas y cierto ángulo, no siempre de una vez. “Para vender cerveza no hace falta ser químico, pero sí para valorarla”, reivindica, con su camiseta con dibujos de botellas, ante un arte que combina “biología, química e ingeniería” en todo el proceso, desde la recogida del cereal que la produce hasta al servirla. Así, reniega de las industriales y cita solemnemente al Boletín Oficial del Estado, donde se permite que para fabricar cervezas pueda usarse patata o arroz “a cascoporro”, según el cervecero, contra las tradiciones insoslayables de Alemania, donde se pregona la pureza con emblemas como la Bavaria Wietz, compuesta íntegramente de trigo “y la única del mundo sin cebada”. “¡Cómo se van a comparar con una cerveza que lleva 1.000 años haciéndose igual, ostras!”, proclama, ante la legendaria Weihenstephaner, siempre protagonista en su garito.
Un bar de autor
Su negocio fue el primero especializado en este producto en una ciudad como Valladolid, donde ha ido naciendo más competencia, muchas veces a cargo de viejos clientes o alumnos, lo cual él celebra por darle a la cerveza la relevancia que le corresponde. “El bar de autor está desapareciendo”, lamenta, porque los nuevos tiempos sepultan los lugares especializados tanto en productos como en temáticas en favor de otros más homogéneos para atrapar a todos los públicos. Él siempre tuvo fijación por esta bebida y en 1991 abrió en la calle de García Lesmes, antes de desplazarse hace unos años a Colmenares, más céntrica, pero con un local igualmente poco llamativo, a menos que se conozca su existencia. Solo un toldo verde con el dibujo de un arpa y el lema Irlandés en blanco sirve como advertencia.
Nunca ha necesitado publicidad, de hecho apenas existe huella digital sobre él, pues se basa en el boca a boca de su clientela, buena conocedora de a quién compartir este tesoro cervecero. Al propietario lo apodan “Jesús Irlandés” tanto en España como en Bélgica, cuyas abadías visita con frecuencia en busca de productos más inaccesibles por vías ordinarias. Alguna vez han acudido representantes de prestigiosas cerveceras para conocer el establecimiento, haciéndose pasar por turistas, y le han acabado confesando sus respetos por tratar tan bien a la cerveza fabricada a miles de kilómetros.
Los menos doctos en cerveza, reconoce, quizá no tengan aquí su sitio. “¡Cómo voy a abroncar a un paisano que pide una caña! Al despistado lo trato con educación y exquisitez”, responde ante las leyendas que sus propios clientes, jocosos, han difundido. El mejor consejo para novatos: dejarse orientar por alguien experto para ir abriendo boca y disfrutar en El Irlandés, o en cualquier cervecería de postín.
Pasamos a tomar minuta aprovechando nuestro última escapada por la terruca para hablar de locales en Torrelavega y Santander
Comenzamos por Torrelavega que para nosotros está bastante punto por encima de Santander en este tema, y por habitante quizá la mejor o de las mejores opciones birristica. Actualmente existen dos templos muy completos y que llevan muchos años de servicio sobre todo el segundo, y luego bastantes locales con grifos o frigos gracias al buen trabajo de Berto por la zona.
La Braña: situado en la calle Argumosa es el local por excelencia con más de veinte años de servicio. Es un local amplio, con terraza y que tiene 10 grifos donde alterna cerveza cántabra con internacional. Llevamos bastante años acudiendo pues es un referente para nosotros
Más Ibus: local que es tienda con envíos también online, y despacho con varios grifos un total de ocho alternando varios estilos. Pedimos online de forma habitual y ya llevamos bastantes visitas así que tomamos unas cuantas y aprovechamos para compras como veis en las fotos, el trato y precio es muy bueno.
La Oveja Eléctrica: Local muy interesante que siempre visitamos para comer o picar algo, tiene 6 grifos, dos de Alhambra y el resto de cerveza de la zona normalmente Dougalls y Redneck. La comida es espectacular y el trato muy bueno, la chica te explica todo con todos los detalles, tiene un frigo muy pequeño con alguna cosa.Tipico local que ojalá tuviéramos aquí o que si existiera en otra ciudad sería lo que llaman "top"
La Fonda de Clint: Obligado en nuestra ruta, es ideal para el vermut pues tiene un par de grifos de Redneck y una neverita pequeña con cerveza nacional, buen trato y tapa gratuita a elegir, local con mucha ambiente.
Otros locales con neverita son el Winchester o Groez que hemos acudido en otras ocasiones, o el Tabú que aún no conocemos. Ponemos foto de la Villa que fuimos por primera vez este año y tiene una nevera completilla y dos grifos de Craft en esta ocasión pedimos piñata de North
En el caso de Santander está un poco por debajo aunque hay unos cuantos locales. Entre ellos destacamos si tienda el tercer tiempo y la fábrica Craft de smatch que se come muy bien.
El tercer tiempo: tienda de cervezas fisica y online frecuentada por el gran Arnaldo, gran profesional que lleva ya varios años de existencia y que se caracteriza por su gran variedad y precio espectacular. Pedimos de forma habitual y siempre que venimos nos pasamos a tomar alguna que tenga en sus dos frigos y hacer buen acopio.
La fábrica smatch: local muy amplio que tienen en la ciudad con diez grifos de sus cervezas, en otra ocasión vimos una fábrica invitada, y una neverita con unas pocas. Tiene para picar es un local amplio y original, bien de precio y trato bueno. Es la segunda vez que vamos y nos encanta.
La Braña de San Celedonio: Hace unos años abrió esta versión en Santander, algo más modesta que la original, dispone de terraza y una nevera muy pequeña. Dispone de ocho grifos variados, el trato es correcto y ponen tapa con la consumición.
La Merla: local que ha pasado por un par de nombres tiene un patio mejorable con unas pocas mesas, tiene varios grifos y un par de neveras bastante completas. El servicio las dos veces que hemos estado es un poco flojo con escasos conocimientos y de trato de la birra artesana y la clientela no es cervecera.
Otro local que visitamos el año pasado es el Zephyr con varios grifos y un modesto frigo, trato correcto pero un formato muy pequeño y mal servidas.
Aprovechando nuestras vacaciones en esta bella ciudad pasamos minuta a los distintos locales que visitamos que son interesantes para borrar.
Ciudad presidida por Malte por trayectoria y número de grifos pero con algún que otro local interesante:
Malte Galera: El más clásico que ya visitamos en 2015 y que volvimos a visitar incluso coincidiendo con un clásico del mundo como Juan. Local amplio con terraza, 20 grifos entre importación y Craft y unas neveritas con un poco de todo. Trato excelente varios tamaños: 15, 25 y pinta, con un trato espectacular de todo el equipo. Existe también la posibilidad de comer pues tiene una carta curiosa y moderna.
Malte Atochas: Local relativamente nuevo más orientado a público variado y más centrado en el tema culinario, de Jueves a Domingo abre para comidas también, el Galera de Viernes a Domingo. En este caso es un local más amplio con una terraza más abierta, 41 grifos de los cuales hay varios vinos y sidra, aparte de cerveza de importación de brewdog y otras. La capacidad de los grifos lo abre más a eventos cerveceros. Trato nuevamente excepcional y en este caso aparte de visitas de tarde, estuvimos comiendo un día del cual salimos satisfechos. La birra en diversas tamaños ideal para catar.
Caneca Furada: No tiene nada que envidiar a los Malte hoy en día, es un local amigable con buena música y te asesoran bien. Dispone de 14 grifos pero en este caso solo españoles en su mayoría gallegos pero disponen de varias nacionales. Los formatos son jarritas en pinta y media, con opción luego de tastes de 6 o 10 cervezas de 15 cl. Los precios son asumibles, y tienen también algo de picoteo sencillo y un par de frigos, aunque si vas de nuevas la pizarra te puede dar para dos o tres visitas.
A Cova celtica: Clásico de la noche coruñesa, antes al cargo Luar na Lubre. Ya lo visitamos en 2015 y es un local con birra más modesta, frigo de clásicos y uno pequeño con unas pocas latas Craft. 5 grifos dos de ellos artesanos, en este caso dos ipas nacionales, muy buena música y trato correcto, bien situado frente a la iglesia castrense.
Cervecería Meliora: Un poco más desplazado en una plaza pero cerca del resto de la calle Orzan tenemos esta opción con cinco grifos clásicos y una IPA de nómada. Luego dispone de una pequeña terraza y un par de frigos de apariencia en parte fija pero también bastante rotativa. Buena música, ambiente, trato y decoración rockera
Resto:Luego añadimos algunos que nos podemos encontrar, que pueden compatibilizar por distancia con el resto y que no se ocupan de la cerveza pero que si disponen de ella como por ejemplo Malos hábitos en la misma calle del Malte que entre una variedad de cerveza de barril aporta una IPA artesana y que dispone de un par de frigos y buena música; Ummagumma un local clásico rockero que cerrará sus puertas en Agosto y que aporta una cerveza artesana de barril y un pequeño frigo de unas quince referencias, buena ambiente y música al lado de la Cova; Taberna Mahara que da pincho gratuito y tiene buena música y un peuqeño frigo de unas diez referencias Craft; Black widow, local más nocturno que tiene un par de frigos con belgas, alemanas y también una pequeña selección de Craft.
Por último un aspecto claro a destacar es la cercanía de todos ellos, unos en zona galera, otros en zona de orzan, muy próxima una de la otra, quizá la distancia más larga puede ser entre los dos maltés y no creo que exceda los 12 minutos.